SABER TU MUERTE


EL GRAN PEZ. El gran pez habla sobre la mirada subjetiva, inacabada, infinita. Los diferentes puntos de vista acerca de la vida.

Un objeto (sea persona, lugar, situación o cosa) no sólo es lo que es, sino que este ser es la suma entre lo que es y el cómo lo percibimos cada uno de nosotros a través de nuestra mirada. Esta visión hace que ese objeto trascienda y sea mucho más que una simple "realidad" acabada e inamovible.

Queremos conocer, alcanzar la verdadera esencia de las cosas pero es imposible. Siempre se escapa como ese pez que nunca llegamos a pescar. Y si lográramos atraparlo, sería tan sólo por un instante. E incluso ese instante también pertenecería al mundo de nuestra percepción. Porque la objetividad no existe, como tampoco lo absoluto.

“Un hombre cuenta sus historias tantas veces que se convierte en las historias. Siguen vivas después de él”. Así, se convierte en su propia mirada. Los demás lo recuerdan por la forma en que veía las cosas. Entonces se vuelve inmortal.

¿Cuando yo ya no exista quedarán retazos de mi vida en internet? ¿O el satélite y la libertad del lenguaje binario desaparecerá? Quizás es una vanidad fútil el de querer permanecer y ser recordada cuando ya no esté. Y a veces las desapariciones físicas no son necesarias sino sólo se necesita desaparecer espiritualmente.

Se quien he sido y lo que he dado y brindado, mi corazón lleno de luz hoy se apaga lentamente en el dolor y la desolación. Lo que fue sostén hoy es castigo y debo soltar y soltarme a lo que me depara el destino y aquí en mi bitácora, en mi refugio, en mi recordatorio eterno, estarán las migajas con las que siempre he vivido y siempre he aceptado de los demás pero hoy, cansada de un largo viaje, siento que me he convertido en migaja y hasta aquí llego.

Hoy soy gusano convertido en crisálida pero no estoy segura si aún alberga en su interior una mariposa...

Comienza un nuevo año y he ELEGIDO SOLTAR, mochilas muy pesadas que he venido arrastrando y aceptando incondicionalmente por mi miedo a no ser querida ni recordada, pero debo seguir mi propio camino.

Duele pero también duele el presente y si no despejo la puerta no puedo ver qué viene atrás y me lo merezco.

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