Un granito de arena por la diversidad

2007-11-27 | Cartas de Lectores

Marcha gay, marcha travesti (I)

«EXCELENTE REFLEXION» | La lectora Norma Jara responde en alusión a la Editorial.

Sr. Director:

Tuve la oportunidad de leer su nota reflexiva "Marcha gay, marcha travesti" y coincido plenamente con su apreciación.

Yo trabajo hace unos años junto a distintas organizaciones de la comunidad en mi calidad de webmaster y también he recibido críticas desde la exposición que tengo —tanto en la marcha como en mi vida personal— en la defensa de los derechos GLTTTBI y, aunque soy heterosexual (algún día dejaremos de etiquetarnos por nuestra sexualidad?), creo firmemente en la diversidad y ojala que alguna vez la comunidad también nos integre a todos aquellos/as heterosexuales que estamos junto a uds. luchando por la igualdad de derechos y una sociedad más justa. Ojala que la consigna en un próximo futuro sea GLTTTBIH como se decidió en el 2do. Foro Nacional sobre la no violencia realizado en la UTN.

Yo no creo que sea sólo por perder el trabajo que no van a la Marcha o que critican sino porque no pueden "bancarse" ser distinto ante "la normalidad". Cuando uno mira de frente con su verdad y en total acuerdo con los ideales con que vive y sostiene difícilmente alguien puede atacarte sino que sólo puede sentir su propia vergüenza ante su propia estrechez mental.

Estamos peleando por la discriminación pero cada grupo a su vez se discrimina, entre gay, entre travestis, entre lesbianas, creo que hay un doble trabajo que realizar uno exógeno en una postura ante la sociedad y otro endógeno hacia los mismos grupos de identidad que integran la comunidad GLTTTBI.

Cada vez más la marcha es concurrida por heterosexuales que como yo creen en una sociedad igualitaria y mas justa de derechos, pero aun dentro de la comunidad existen posturas cerradas absolutamente pacatas que critican la marcha del orgullo y la denominan circo.

Las travestis, como usted bien reflexiona, son las que más se exponen ante las cámaras y las que más luchan por un camino igualitario que las aleje de ser trabajadoras sexuales pero la misma comunidad GLTTTBI las critica y las discrimina y para mí es inentendible.

No quiero extenderme, ya que mi fin, era decirle humildemente que la nota me ha resultado importante espero que sirva para que muchos/as entiendan que si no ponemos todos/as nuestro granito de arena la lucha va a ser mucho más lenta y larga. Las conquistas se logran cuanto más firmemente las ideas tienen estado de pertenencia.

Como humilde "paqui" yo seguiré este camino porque creo que es el justo y el que nos corresponde a todos y todas ya que somos todos y todas diferentes y únicos.

Saludos cordiales.
Norma Jara
jaranorma@speedy.com.ar


2007-11-28 | Editorial

Marcha gay, marcha travesti

Una reflexión acerca de una consulta sobre la presencia de travestis y transexuales en la Marcha del Orgullo LGBT de Buenos Aires.

A pocos días de la 16ta. Marcha del Orgullo LGBT de Buenos Aires recibimos un mensaje en nuestro correo de lectores preguntando «cuál es el motivo por el que en la gran mayoría de las fotos sobre la Marcha que aparecen en medios de comunicación muestran travestis». El lector se pregunta «¿venden más o es una cuestión estética?¿No sería piola mostrar una realidad más amplia de la comunidad gay?».

La pregunta de Juan (que así se llama el lector) es un planteo habitual y frecuente dentro de nuestra "comunidad". Un planteo que muchas veces pareciera rozar los celos por parte de otras identidades dentro de nuestro colectivo LGBT.

Pero no es mi intención polemizar con el lector (a quien respeto), sino plantear mi punto de vista. Sinceramente no creo se trate de una cuestión de "vender más". Aunque reconozco que, por cierto, la presencia y desenfado de nuestras hermanas travestis y transexuales es, en definitiva, el gran atractivo para la prensa en general.

Pero ¿por qué digo que no se trata de vender más? Esta cuestión, a mi modo de entender, va más allá de una simple cuestión de marketing. Hay una cuestión histórica y fundamental que pocas veces apreciamos como comunidad o como minoría. Y es que las travestis y transexuales han sido siempre las abanderadas del movimiento LGBT ya que con su valentía y coraje –en muchos casos demostrado desde temprana edad, incluso cuando muchos gays, como el que firma, aun no habían asumido su sexualidad– le han puesto no solo el pecho, sino también la cara a las cámaras, a la opinión pública y a la sociedad toda.

Muchas y muchos podrán decirme: "yo voy a la Marcha, pero no puedo exponerme por mi trabajo". Y es cierto, lo entiendo. Incluso con la cada vez mayor inclusión de gays y lesbianas en los ámbitos cotidianos, aun hay cuentas pendientes y esta es una.

Pero también es válido mirar al costado y ver la realidad del otro o la otra. Justamente las travestis –que por lo general deben prostituirse para tener un ingreso de dinero con el único trabajo que tienen disponible a causa de nuestra "bendita" sociedad– no tienen ningún empleo que perder.

Si vamos a cuestionar la mayor visibilidad de travestis montadas en la Marcha, no deberíamos olvidar que, cuando muchos de nosotros nos escudábamos con máscaras –en el mejor de los casos– fueron ellas las valientes que pusieron rostro y presencia. Ellas, las mismas para las que aun siguen pasando las Marchas y su inclusión, sobre todo en lo laboral, aun sigue siendo un tema absurdamente relegado por una sociedad pacata, transfóbica e hipócrita. Una sociedad con hombres de "buena familia" que disfrutan de los servicios sexuales en el Rosedal pero que jamás le ofrecería a cualquiera de ellas un trabajo en tareas domésticas, como secretaria, como auxiliar, asistente, o tareas para las que muchas veces solo hacen falta idoneidad y dedicación y no un título universitario, ya que tampoco se les permite estudiar y formarse con sentida vocación. Una sociedad indiferente, que hace oídos sordos cuando al Estado le reclaman un derecho tan fundamental como el derecho a la identidad.

Por eso, no está mal que defendamos nuestra fuente de trabajo. Pero, como decía antes, también es bueno mirar al costado y ver que la realidad de mi hermano o mi hermana es, en muchos casos más desafortunada que la mía. No se trata de "consuelo de tontos" sino de ser solidario con el o la que las está pasando no tan bien y que ha hecho algo por uno.

Si todos ponemos algo de nosotros –al menos una pizca de valentía– para reclamar tanto lo propio como lo ajeno, en definitiva lo nuestro (que no es más que lo mío, lo tuyo, lo de ellos, lo de ellas y lo que nos pertenece por legítimo derecho), así estaremos cada vez más cerca de conseguir una verdadera inclusión para todos y todas. Pensemos, actuemos y transformemos nosotros mismos esta realidad.

Martín Scioli


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