El hombre del deseo de Lacan

"Somos víctimas -pensaba yo- de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disipársenos cuando llegamos a creer que no existe por sí, sino por nosotros. Pero, si convencidos de la íntima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. ¿Qué hacer entonces?" Machado Antonio, Campos de castilla. Ed. de Geoffrey Ribbans, Ed. Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 1997, pg. 274.

Sabemos que según Lacan el sujeto, es el sujeto del deseo, que es la esencia del hombre. Este sujeto, una vez entrado en el lenguaje, quedará dividido y marcado por la ineliminable carencia de un objeto perdido, un vacío que, muy a menudo intenta de llenar y tapar de modo patético o patológico. Originalmente escindido está, como "efecto del lenguaje" (2), responsable por su separación y alienación. Para que haya deseo, postula una condición de posibilidad, que es la Cosa, "como el primer exterior, es aquello en torno a lo cual se organiza todo el andar del sujeto. Cosa, en tanto que Otro absoluto del sujeto, es lo que se trata de volver a encontrar" (3). La Cosa es el fuera-de-significado y "en función de ese fuera-de-significado y de una relación patética con él, el sujeto conserva su distancia y se constituye en un modo de relación, de afecto primario, anterior a toda represión" (4). Alguna vez leí, que es la caja negra de la toma de decisiones. Lo entiendo como la Cosa engendrada y no creada. En versión moderna sería el movimiento continuo del autómata. Aquí, el sujeto se tropieza con su límite, su Ley, que detiene el esfuerzo de sellar la Unidad reencontrada, en el impase de lo -mejor dicho- "su" real. Un real, de momento excluido de sentido, hasta nuevo aviso interpretativo.

El sujeto, ininterrumpidamente arrinconado por la Cosa, fuerza de pro-"pulsión", a toda costa, quiere superar el duelo de una insoportable división. Este sujeto, que se engancha en un plus-de-goce, que insiste en la búsqueda nostálgica de la verdad de su Bien, detrás de lo Absoluto incondicionado, encuentra lo imposible de decir, el más allá de la Nada. Casi-nada, porque el sujeto no existe sin una causa aristotélica que le produzca. A la Sísifus tiene que recorrer el camino sin fin de su deseo, sin llegar nunca a su Utopía, el quijotesco Deseo Completo de Dulcinea del Toboso, cuya ausencia siempre hay que llorar. Una Utopía-negativa, un Jenseits, que no tolera impunemente un pasaje, por la transgresión de una Ley, igual para todos.

¿Cómo un sujeto, testarudo en rechazar la falta, que no acepta la implacable ruptura y que no para de perseverar en su fe en una imaginaria Cosa trascendente, puede orientarse y realizar su fantasma protector como sostén de su deseo?. "El lugar de la mediación es la pantalla." (5) Concretamente a través de aparejar un objeto-a, causa de su deseo, puede recuperar aquello de lo que estaba privado, aunque sea de modo imaginario. En principio Lacan delimitó los objetos-a, estrechamente ligados con los " naturales" objetos afectivos, pe. pecho, voz, mirada. En el camino imaginario, el sujeto recurre a un objeto sustitutivo como elemento mediador para ajustar su deseo a lo que creyó perdido. Entona y cultiva su elegía de una cosa, todavía sin verbalización.

Con respecto a la Cosa, Lacan no elabora una teoría del conocimiento, porque el sujeto del deseo ya no se realiza como sujeto pensante del idealismo. Este es un sujeto auto-complaciente, causa de sí mismo y capaz de representarse en una identidad, al modelo de una impuesta identificación del exterior al interior de sus coagulados conceptos. Al contrario, el sujeto lacaniano del deseo no es un querer conocer la realidad, sino es quererla, específicamente querer la verdad y no el conocimiento. La Cosa introduce un desplazamiento del foco de una representación conceptual a lo sexual, que precede a cualquier orden de expresión o representación y por consiguiente, no se deja deconstruir. Amar, inscrito como objeto-a, fuera de sentido y del lenguaje, no permite la relación con su propia verdad. En términos lacanianos, es la no-relación sexual. El amor imaginario emerge predominantemente en sentido peyorativo, por el alto riesgo de una caída mortal en un positivismo absoluto, que presenta en su lenguaje la Cosa.

El sujeto lacaniano descentrado, no encuentra sus puntos fijos de ida y vuelta en sí mismo. Cada vez que habla, será y su deseo se inscribe "en el punto A, que hemos definido como el gran Otro en tanto que lugar de la verdad, quiero decir, como lugar donde la palabra se sitúa, se instala." "Se trata del sujeto en tanto que habla y en tanto que se estructura en una relación compleja con el significante." (6) Si conceptualizamos más agudo el significante por "un significante representa a un sujeto por otro significante" (7), podemos solucionar el enigma del "no hay Otro del Otro". Lo que falta en el Otro es un significante.

El Otro que no existe

Lacan dice que en el Otro no hay ningún significante que en un momento dado pueda responder por lo que soy. Ese Otro no existe. Es la verdad sin esperanza del inconsciente. Podemos decir, que un sujeto, apostándose empedernidamente con el proverbial "aquí estamos", por la esperanza y posibilidad de un Bien Sublime del Otro, está complementando su hueco con las formaciones inconscientes. Existiendo, buscando la esencia del objeto-a en el Otro, el sujeto no se identifica sino bajo el significante, que es aquello lo que le falta al Otro. El sujeto sólo aparece en tanto encuentre el significante que ya había allá y él, cuyo deseo quiere tocar narcisisticamente su auto-reflejo, se retrocede y desvanece infinitamente.

El secreto de la identidad del psicoanálisis lacaniano es - el topos de - este resto, como tesoro escondido, que nunca brillará, a no ser que el diablo faustiano nos lleve a esferas elevadas. Ser es vivir las cosas presentes mediante la infinita cadena - el espacio abierto - de significantes del simbólico orden autónomo. Ser es sublimar al mismo tiempo. Si sublimación puede significar "ella lleva un objeto-a a la dignidad de la Cosa" (8), diría yo que "sublimas lo más dignamente el objeto-a, para que sufras menos".

El psicoanálisis sirve para rehacer ese sujeto, que no quiere incorporarse en la cadena de los significantes, desprendiéndose de su mitomanía, de sus significantes particulares del deseo del Otro. Sufre por estar como servidor en el lugar del deseo del Otro. El análisis le posibilita el camino hacia la ley de su propio deseo. Aquí el analista le coloca al paciente en el límite de saber su deseo. ¿Qué es lo que quiere? Facilita soltarse de auto-representaciones de las imágenes, siempre engañosas, del imaginario, reconstruyendo mi destino, mi historia y mi verdad relativa. Este concepto del imaginario remite a una forma de mimesis como imitación, donde la imagen del Otro es reproducida idénticamente a medida y semejanza de la imagen de mí mismo. El espejo de Lacan es un espejo narcisista. ¿Nos aventuraríamos a hablar - desde esta perspectiva - sobre un amor elevado con Lacan? Pienso que sí, siempre que el sujeto procure extremar en articularse metonímica-metafóricamente. Aquí, no cabe duda, le tomamos literalmente la palabra, al sujeto. Tiene lugar la intensiva significación del sujeto en un contexto, en el fondo de un crecido abanico histórico de significantes-signos provisionales."Los signos son plurivalentes: representan sin duda algo para alguien".(9)


1. Enlace a archivo word.

2. Lacan y el Otro. Benjamín Hoezen Polack http://aparterei.com/lacan.htm

3. Wikipedia: El Estadío del Espejo - Jacques Lacan


Desenredando, desentrañando, desarticulando,
despedazando cada uno de los recuerdos,
despojando mi alma y mi carne,
destazando mi memoria en pequeños y frágiles fragmentos
desterrando mi pasado para construir un presente nuevo
desandando el camino de lo vivido para estrenar un nuevo comienzo
desovillar lentamente la madeja de mis sentimientos
despejar mi visión para mirar el camino y ver los cambios
despegar lentamente y respirar nuevos cielos
descansar en otro regazo y reencontrarme en otra piel
despellejarme para olvidar tanta herida
despierta! un nuevo horizonte se vislumbra
despacio, destructiva e inexorablemente...
by Xelda45
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