La Fealdad
El filósofo Kierkegaard dice que "la fealdad es una forma de comunicación y ésta nos ayuda a recuperar la realidad de aquí y de ahora". Quizá también nos ayuda a ver aquella vertiente débil de la sociedad o, quizá mejor, de la vida. La fealdad habla por sí misma; nos explica lo grotesco de nuestra sociedad; nos muestra aquello que hay de ridículo, de satírico, de parodia o de picaresco que han protagonizado los humanos. Estas realidades estimulan, pero también ayudan a resituar el concepto de persona. Nos muestran la pobreza y la grandeza de la persona, que es capaz de moverse entre lo sublime y lo ridículo, entre lo plácido y lo macabro, entre lo delicado y lo grosero, y por encima de todo nos dan a entender que existe la capacidad de ser persona, hay el ser persona. La fealdad , lo desagradable, aquello que hace bajar la mirada porque los sentimientos lo desaprueban, provocan en el espectador lo mismo que aquello que los "punkis" reclaman a golpes y a gritos: nece