Bitácora de Gris

Estoy cansada, enojada, sobregirada, decepcionada, escéptica, descastada, marginada, furiosa. Remo remo remo para no hundirme, escalo laderas escarpadas para llegar a un cumbre y no ver el horizonte. Bajo la cuesta con mochilas pesadas y vuelvo a atravesar desiertos. Tengo hambre, tengo frio, tengo sed, tengo sueño pero sigo corriendo en la búsqueda de algo que no sé qué es y corro corro sin descanso fugándome de la soledad, de la tristeza, del desamor, del hastío y cuanto más intento distanciarme llego a la misma puerta del infierno una y otra vez. Peleo peleo peleo para salir de esta situación y doy doy doy doy una y otra vez y cada vez siento que más me quitan y que lo que obtengo se desgaja, se desvanece, se desarma y sigo sigo dandole vueltas a la rueda para ver si en algún momento el número de la suerte aparece. Vivo a full, a mil, sin limites, sin fronteras, sin puerto, sin descanso y cada vez me hundo peor en el lodo y cuanto más creo estar arriba es cuanto más abajo estoy. No ...

Enlace a nota Original Aparta el rostro de las decepciones del mundo; desconfía de tus sentidos; son falsos. Pero dentro de tu cuerpo, en el santuario de tus sensaciones, busca en lo impersonal al "Hombre Eterno". Habiéndolo hallado, mira hacia dentro; tu eres Buddha. UNA DESCRIPCIÓN TRADICIONAL DE LA LEY DEL KARMA En una descripción tradicional de la ley del Karma, se dice: La ley del Karma es la ley de la retribución de los actos; nuestros actos (karma) producen obligatoriamente sus frutos (phala). Para que un acto produzca fruto, debe ser moralmente correcto (kusala) o moralmente incorrecto (akusala). El Karma es condicionado por un movimiento de la voluntad, en el cual, en cuanto deja en la psique del agente un vestigio, orienta el destino en una dirección determinada por la retribución correspondiente al acto. Pero si el concepto del Karma fuese tan directo, se podría preguntar, con mucha razón, ¿por qué un hombre como Jesús el Nazareno, después de una vida dedicada a la...