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Mostrando las entradas con la etiqueta Homenajes

Bolsas

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Hay pequeños detalles que están insertos en nuestra historia. Las bolsas conviven con nosotros desde que, el humano, de mono se convirtió en hombre. Siempre existe algo valioso y necesario que debemos llevar con nosotros. Bolsas pesadas, pequeñas, grandes, livianas, de cuero, de tela, de plástico, pero siempre hay bolsas. Algunos las arrastran, otros las portan en sus brazos, en su cabeza, en sus hombros. El llevar bolsas necesita de equilibrio pero, en la mayoría de los casos, se necesita fuerza. Cuando somos jóvenes llevamos muchas bolsas y las podemos sostener con nuestros brazos, aunque nuestras manos se lastimen, trasladamos pañales, comida, ropa de la lavandería, la mochila de nuestros hijos... Cuando somos viejos ya los brazos (o los hombros) no nos resisten y empezamos a llevar changuitos... Changuitos llenos de bolsas. Bolsas que nos acompañan mucho más que una estructura familiar, que los amores de nuestras vidas, los hijos y las mascotas. Todas los pequeños y grandes

Nunca Más 2016

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He pasado muchos 24 de marzo de mi vida, fue la vivencia de muchos, en otro tiempo absolutamente diferente. No había celulares, ni internet, ni las marcas de ropa daban identidad y pertenencia. Era un mundo distinto totalmente. Eran otras ideas, otra historia, otros ideales, otros valores, otros mandatos sociales, culturales, otras familias. Sabíamos lo que era NO tener libertad, nacimos y vivimos en gobiernos de facto y el Congreso era un edificio vacío nada más. Ir al cine era ver películas censuradas por Tato (no era un tatuador ni era un humorista sino un censor). Había libros que no podíamos leer y también en tantos años de dictadura (fueron muchos y hubieron unas cuantas) si usabas el pelo largo te detenían y te lo cortaban. Sabíamos lo que era un estado de sitio (y no por ver la película)... etc. etc. etc. Ver ayer toda la politización kachivache y toda esta manga de pendejos "idealista" que tocan de oído y se suben a viejos íconos, desde la ignorancia inge

A mi abuela

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HOMENAJE. Hoy sería el cumpleaños de mi abuela Isabel Delgado de Piñero. Todo un personaje de fuerza y superación. Una mujer bellisima con una vida personal muy jodida. Una gran sobreviviente. Inteligente y culta que sólo tenía primaria sin terminar, se inventó y se construyó por esfuerzo propio. Escultora de flores con chicle o barro o cemento, pintora, albañil, granjera, tejedora al crochet, amante de toda la naturaleza. Multifacética agotadora, curiosa incansable, sociable  y muy divertida, que, con mano férrea y manipuladora (divide para reinar), mantuvo a una familia vincular unida cada domingo y cada fiesta. Politeísta (seguro está en el cielo porque tenía entrada con todas las religiones). Figura destacada e inigualable en la historia matriarcal de mi familia. Indómita, salvaje, seductora y libre de espíritu y de mente. Es la figura ejemplar y amorosa con la cual construyo mi imagen de abuela de mis nietos. Murió muy viejita (creo que de 97 años), senil y terriblemente sola, lue

De Ginamaría a mi abuelo Rolo

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Buscando un video me reencuentro con Ginamaría Hidalgo y mi memoria se retrotrae a mi preadolescencia en Monte Grande, en la casa de mis abuelos. A mi abuelo Rolo, le habían regalado un long play de Ginamaría y, todas las tardes —y si podía todo el día—, lo ponía una y otra vez. Con un alargue y un banquito ponía el wincofón en el jardín y el disco eterno de Ginamaría que cantaba hasta la pudrición de una adolescente en sus veranos con sus abuelos. Hasta que mi abuela, con un grito, le decía que lo sacara y ahí, con protesta y discusiones, se apagaba hasta el otro día con la misma escena, día tras día. A todo esto, mi abuela tenía un loro (tuvo varios y casi todos se llamaban Pancho) que, al escuchar tanta repetición, aprendió a manejar los acordes agudos de Ginamaría. O sea que, además de tener que escuchar hasta el hartazgo el disco de mi abuelo, el loro se encargaba de hacerle el coro... Con los años la memoria aflora imprevistamente con retazos de vivencias olvidada

Jane Goodall

Jane Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres en el seno de una familia de clase media, criándose en la posguerra en la casa familiar de Bournemouth, en el sur de Inglaterra. Allí vivió su infancia y juventud, rodeada de animales y soñando con escribir sobre los animales en África. A los 23 años comenzó a hacer realidad su sueño viajando a Kenia, donde trabajó con el famoso antropólogo Louis Leakey, hasta que éste la envió en 1960  a Gombe, Tanzania, con la arriesgada misión de investigar por primera vez a los chimpancés salvajes de la zona. Con la sola compañía de su madre y un cocinero, plantó su tienda en la selva y comenzó su proyecto de investigación que duraría en teoría 6 meses, y que se prolonga ya por más de medio siglo. Los resultados de sus exhaustivas investigaciones de campo revolucionaron a la comunidad científica y fascinaron al mundo entero a través de los documentales de National Geographic, entre otros. Su perseverancia, intuición, empatía y capacidad de obs

Me lo merezco: Identidad y presencia en la red

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7.860 resultados en Google desde 1999 a la fecha El 17 de julio de 1999 entré a este inmenso océano de lenguaje binario como me gusta referirme a Internet. Desde entonces he recorrido aguas inhóspitas y aguas multitudinarias. Tuve buenas y malas experiencias. Crecí, aprendí y me reformulé mirándome en distintos cristales. Intenté siempre ser honesta y mostrarme tal cual soy, no creo en la diferencia de ser distinta al plano real. No me interesó ni me hubiera servido en esta búsqueda personal de mi vida en el día a día. Construí castillos firmes y castillos de naipes, me encantó siempre su velocidad y su diversidad. Tuve un millón de amigos y, algunos quedaron desde entonces, la mayoría se disgregaron pero vendrán nuevos, incluso los que me lean o me descubran cuando yo ya no esté en carne y hueso en este mundo físico, perduraré virtualmente mientras internet exista. Pero la vida es así, un ir y venir intensos y, todo lo que intentamos retener se pierde quiza porque no advertim

Homenaje a Juan Alberto Badía

Creo que este homenaje de Vitale tiene la magia y el sortilegio de presagiar un final. El sueño-pregunta de Badía hoy tiene una respuesta... Quizá necesitó ganar el premio Martín Fierro a la trayectoria, quizá necesitó sentir el amor y el reconocimiento del público, quizá tuvo que descubrir quién valía la pena y quién dolorosamente no, seguramente no le alcanzaron los dedos de la mano. Quizá  necesitó sufrir para poder irse más ligero de equipaje. Un hombre talentoso, generoso, comprometido, que amaba su trabajo, que ayudó a muchos y que el éxito se le escurrió varias veces por los dedos, pero siguió siempre adelante sin chicanear el camino. Creador y descubridor de talentos, promovió la música nacional, a sus músicos siempre manteniendo la humildad, jamás se lo supo soberbio. Lamentablemente se fue este año 2012 otra luminaria, otro hombre que supo trascender y defender valores, que los cultivo y que los supo comunicar... quedan los mediocres con sus discursos falsos, co