Matthias Sindelar: El hombre de papel


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Cuando se utiliza el deporte como manipulación de poder y exitismo. Cuando algunos venden sus valores por dinero. Cuando un pueblo se enceguese y se deja manipular con falsos ídolos, cuando se deja de pensar y se somete al "pan y circo" deformando la realidad. Los gobiernos totalitarios, las dictaduras, en toda la Historia, han utilizado los mismos métodos. En esta lucha algunas personas no se dejan corromper y defienden con su vida sus ideales, no se callan e intentan dar ejemplo. Aunque nadie los entienda o se queden irremediablemente solos. Algunos se fugan, otros se suicidan y otros "desaparecen" en accidentes dudosos. La cobardía no tiene límites y el fin no repara en los medios.
Cuando ocurre el horror, cuando el desastre que no se quiso prevenir sucede, estos hombres son recordados... Pero el dolor, la angustia queda en el infierno propio que vivieron en ese momento. Ya es tarde, ya han sacrificado sus vidas por mantener su esencia, su dignidad. (by Xelda45)


Biografía en Wikipedia (Enlace)

Matthias Sindelar (10 de febrero de 1903 - 23 de enero de 1939) es considerado por muchos como el más grande futbolista austriaco de todos los tiempos. Lo llamaban El Mozart del fútbol por su elegancia en el juego.

El hombre que eventualmente sería votado como el deportista austriaco del siglo nació en el seno de una familia judía pobre y comenzó a jugar fútbol en las calles de Viena, donde se ganaría el apodo de Hombre de Papel por su extraordinaria habilidad para pasar entre los defensores rivales.

A los 15 años fichó por el Hertha Viena, antes de entrar al primer equipo del Austria Viena, guiándolos a la conquista de tres Copas de Austria en sus tres primeras temporadas en el club.

En 1926 Sindelar debutó por la selección austriaca, convirtiendo el gol de la victoria en el triunfo por 2-1 sobre Checoslovaquia. Luego marcaría en dos oportunidades en la goleada por 7-1 sobre Suiza. En total, Sindelar jugaría 44 veces por su país, anotando 27 goles.

Sindelar se rehusó a jugar por la selección alemana después de la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938, y se negó a abandonar su país después de tal hecho.

Fue encontrado muerto junto a su pareja en su departamento el 29 de enero de 1939. Los informes oficiales de la época indican que la causa de muerte fue suicidio por inhalación de monóxido de carbono.
Fuente: Wikipedia







Nota relacionada: Matthias Sindelar, la dignidad primero Por Pablo Aro Geraldes


Elegido ‘Futbolista Austríaco del Siglo XX’, su legado va mucho más lejos de la maravillosa selección que comandó: fue un canto a la dignidad.

Por PABLO ARO GERALDES
(párrafos extraídos)

Era tan flaco y alto que parecía quebrarse, su imagen débil le valió el apodo de Papierene, el hombre de papel. Pero su fragilidad no importaba cuando paseaba la pelota junto a su pie derecho.

En 1926 debutó en la Selección, donde empezó a deslumbrar a Europa. En 1931 fue el summum: Austria humilló a Escocia 5-0 en Glasgow. Para el Mundial de 1934, el Wunderteam era candidato al título mundial, pero tuvo un escollo mayor que la gran Selección Italiana en semifinales. Varios testigos aseguraron que el régimen fascista de Roma había amenazado a los árbitros, y el gol de Guaita fue el único que figuró en el score. Los dos de Sindelar no fueron cobrados por offsides. Mal sancionados, claro.

Los sueños del equipo austríaco debían esperar cuatro años, hasta el Mundial Francia ‘38. Pero no pudo ser. En marzo de ese año, el III Reich invadió Austria y en abril hubo un referéndum entre la población: el 99,73 % de los austríacos estuvo de acuerdo con la anexión. Claro, en la papeleta se debía poner una cruz en un gran casillero que decía SÍ o en uno más pequeño el NO…

¿Manipulación? Eso no era nada, se debía votar delante de los oficiales de la SS y entregarles la boleta en la mano. Austria se convirtió en la provincia de Ostmark. Ya no era un país, no podía jugar el Mundial.

Para Hitler, tal como pretendió hacerlo con los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, una victoria germana sería una gran propaganda para su delirio de la ‘raza superior’. Como los mejores futbolistas eran los austríacos, podía echar mano a ellos. Ahora, Alemania era la favorita para el Mundial. Pero Sindelar, de 35 años, alegó una lesión para no ponerse la camiseta con la cruz swastika ni hacer el repugnante saludo nazi.

Antes de la copa, el Führer organizó un ‘amistoso’ para celebrar el Anschluß, la ‘unificación’: Alemania (con los mejores jugadores del Wunderteam) contra Austria. Sindelar se curó de golpe para vestir la casaca de su país, aun en condiciones desiguales. Sabía que si Austria ganaba ante los ojos de Hitler, estaría en problemas. Pero a veces el hombre prefiere ser leal a su corazón: el viejo Matthias jugó el mejor partido de su vida y marcó los dos goles ante la escuadra nazi. 

Lo ‘invitaron’ nuevamente a jugar el Mundial para Alemania, pero se negó. Entró a las listas negras. Nausch, el capitán de Austria, logró huir a Suiza junto a su esposa judía. Sindelar y su mujer no pudieron. Ya no lo dejaron jugar, tampoco andar por la calle… Los nazis ofrecieron recompensa a quien los delatara.

Tuvieron que esconderse. La persecución se hizo feroz, insoportable. Los judíos encarcelados eran llevados a campos de concentración; el futuro era negro.

Todo se hubiera 'resuelto' poniéndose la camiseta alemana, pero el deseo de ser digno fue más fuerte. El holocausto estaba por comenzar, pero él no lo iba a conocer. Era 23 de enero de 1939; sabía que girando la llave del gas no podía impedir el tremendo horror que se venía. Pero ya no iban a sufrir. Cuando la policía nazi encontró los dos cuerpos, prohibió todo tipo de manifestaciones: 40 mil vieneses desafiaron al terror y acompañaron a Sindelar y a Camila hasta el cementerio. El correo colapsó ante los miles de telegramas de condolencia que llegaron desde toda Europa.

Como pudo, de un modo triste y sin retorno, el mejor jugador del mundo le hizo una gambeta al horror y a la locura de Hitler.


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