BRUIXA DE DOL


BRUIXA DE DOL
Por Maria Mercè Marçal

La nit em clava el seu ullal i el coll em sagna.
Sota les pedres l'escorpit balla que balla.
La pluja, lenta fa camí fins a la cambra.
L'escala fosca del desig no té barana.


BRUJA DE DUELO

La noche me clava su colmillo y el cuello me sangra.
Bajo las piedras el escorpión baila que baila.
La lluvia, lenta hace camino hasta la cámara.
La escalera oscura del deseo no tiene barandilla.


Hoy 14 de agosto sería el cumpleaños de mi padre biológico. No sé cuantos años cumpliría sólo sé que está muerto y no sé tampoco cuantos años hace que se murió ni me interesa.
El padre es fundante dicen los que saben para el pensamiento abstracto, para la autoestima, etc. etc. Yo sé lo que significa tener un padre ausente, sé lo que es construir una identidad desde la ausencia de la figura paterna. Sé lo que significa no obtener las respuestas deseadas de por qué me abandonó.
Sé luego de años de análisis lo que significo esa fractura afectiva en pleno edipo y los daños que causaron en mi vida afectiva. La búsqueda del padre ausente. Tuve un padrastro que quise mucho pero esa pérdida primigenia jamás pudo ser subsanada.
El sentimiento de abandono desvastador que creó defensas en mis sentimientos y que jamás pude repararlos. El sentimiento abandónico por lo cual hoy abandono antes que me abandonen.
Ejercicios de perdón que jamás pude lograr. Nunca lo perdoné porque eso significó vivir un mundo cruel y demasiado dificil para esa niña lastimada que lloraba profundamente a su papá.
Ese enojo instaurado en la forma de mirar la vida y que aún perdura. No logro perdonarlo, no logré jamás dejarlo ir, sólo tengo la tranquilidad que su osamenta está bajo un metro y medio bajo tierra y que su fantasma aún me persigue pero su cuerpo está muerto. Consuelo?
Hoy me sorprendo al recordarlo cuando jamás me acuerdo de ningún cumpleaños. Sostengo que él fue la clave de toda mi existencia en una pelea titánica con la presencia absoluta de mi madre. Un fantasma contra una montaña y yo en el medio de esa batalla con mi corazón de niña abandonada y el mismo y profundo llanto...
Podré alguna vez reconciliar mi pasado, podré alguna vez poder ver una playa dorada y un cielo azul? Esos grises helados y ese mar tormentoso estrellándose sobre una playa de piedras negras, golpeando furiosamente intentando abrir la puerta de una casa abandonada.
Vivo en un eterno abandono, en un ciclo de pérdida, en donde debo dejarlo ir todo y permanecer sola. Pero desde esa soledad soy libre y vuelo y nadie puede volverme a dañar. La vida está llena de contrasentidos y laberintos intrincados que siempre llevan al mismo infierno.
Cada uno lucha por encontrar la salida pero siempre regresa ante su misma caverna oscura y fría de sus miedos y sus fantasmagóricos demonios.

Ojalá estés pudriéndote en el infierno aún no he logrado perdonarte.
Imagen obtenida de: http://arkaico.blog.com/

Comentarios

  1. Anónimo6:28 p.m.

    Muy duro.

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  2. hay cosas que son dificiles de perdonar, que nos marcan mucho y nos hacen daño siempre. pero hay que tratar de olvidarlas lo mas que se pueda.

    saludos, buen finde largo

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  3. Anónimo3:52 p.m.

    Tema complejo...siempre se insiste, hasta en las bases republicanas, de la importancia de la familia. No voy a discutirlo...pero todo a su tiempo y en su proporción.

    Con mi familia (incluyendo mi padre, a quien es el que más estimo en lo sanguíneo) siempre habrá una barrera invisible que nos separe...lo tengo asumido y no hay mayor drama en ello.

    Hay dos formas de dejar el pasado atrás: reconciliación o entierro. Una parte de ti busca el perdón hacia tu padre biológico pero no parece ser lo que realmente quieres (y ya no está como para el gesto decisivo que te haga darle la última palada a los recuerdos).

    Saludos afectuosos, de corazón.

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