Carta abierta a la presidente Cristina Kirchner

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Carta abierta a la presidente Cristina Kirchner

Buenos Aires, 28 de marzo de 2008

Hay varias cosas que me obligan a esta forma de expresión, las principales son el temor a una pérdida de la libertad y la vergüenza que me da la forma en que se juega con la desesperación de los que menos tienen. ¿Por qué me expreso de esta manera y no dando la cara? Eso es fácil de explicar, es porque yo pertenezco a la mayoría del pueblo, a los “nadie”.

Me da mucha impotencia que los llamados artistas de la memoria y algunos intelectuales hayan firmado una solicitada defendiendo la política del gobierno, y no es porque no pueden estar de acuerdo (eso es al fin de cuentas un tema de opiniones), sino porque me parece que no han visto el gran y peligroso problema. El firmar esa solicitada fue como quitarle importancia a lo sucedido en la Plaza de Mayo y en las rutas a partir de la protesta. No estoy acá para hacer una defensa del campo ni nada por el estilo. Mi opinión con respecto a las retenciones es que son injustas, y sí, soy de los que está a favor de una reforma agraria, pero me parece que las mismas retenciones para los grandes terratenientes y para los pequeños chacareros termina favoreciendo nuevamente a los más adinerados ya que a estos en el volumen no les afecta tanto, pero a los otros los destroza. Otra cosa que me interesaría saber es para dónde se destinan estos ingresos, porque yo sigo sin ver (quizás porque soy medio corto de vista o torpe) que el crecimiento sea proporcional a la distribución. Tenemos muchos lugares donde parece que el crecimiento no ha existido como lo son los hospitales públicos, las escuelas (la educación en general). También me impacta saber que hay tantos sitios donde aún no existen las cloacas, ni el agua potable, donde el estándar de vida es paupérrimo. El crecimiento que tanto muestran los números no se ve en las calles; cada vez vemos una mayor desigualdad social, mucha pobreza, mucha incultura, mucha delincuencia y un excesivo resentimiento. Creo que todos tenemos que ser conscientes que este crecimiento en gran parte se lo debemos a la crisis de los mercados internacionales y a la soja. Admito que hemos pasado por gobiernos que han vaciado al país y han hecho de la incultura su política de estado, y que todo esto es muy difícil de revertir, pero lo que no me gustaría es que se repita la historia. Pero, yo no estoy escribiendo esto para hablar del campo o de las políticas que usted lleva a cabo, sino para advertir sobre una manera de hacer las cosas que nos da miedo a gran parte de la sociedad que usted gobierna, y como usted dijo que gobierna para todos los argentinos, seguramente querrá oír que pensamos algunos de ellos.

No soy quién para criticar la forma en que se realiza la política en este país, pero me gustaría tomar varios puntos que llevan luego a varios problemas históricamente conocidos. Sí, ya sé que usted no ha sido la inventora de estos métodos políticos, pero a veces cambiar no es tan malo. Hay que mirar para atrás para poder ir para adelante, decían nuestros antepasados. Así que teniendo en cuenta esto, me animaré a decirle lo que algunos pensamos.

Para empezar, los actos repletos de personas que ya se sabe que no han ido espontáneamente y sólo se dedican a silbar, aplaudir o gritar a cambio de comida y unos pesos no me parecen algo que levante su imagen, sino más bien termina pareciéndome un simulacro de populismo. Esto no quiere decir que usted no sea popular, casi la mitad de la argentina le ha dado su voto en las elecciones, pero lo digo porque en un momento las personas allí presentes silbaron a Macri y luego aplaudieron una de las políticas de él, y terminó pareciendo que no sabían bien qué hacer. Igual esto es sólo una opinión, lo que en verdad me ha dado miedo y me parece algo gravísimo, que me encantaría que salga a aclarar, es lo sucedido en las rutas y en la Plaza de Mayo.

Me parece peligrosísimo que tengamos a camioneros intentando disolver un corte de ruta o a movimientos oficialistas (Jóvenes K, Movimiento Evita, Libres del Sur, y demás) desplazando una protesta en la Plaza de Mayo. Me parece que usted, que por suerte han realizado tantas cosas para que el pasado no se olvide, y a favor de los derechos humanos, debería contener a estos grupos y no darles un poder mayor al que deben tener. Cada uno de estos movimientos tienen su rol y eso no está en discusión, pero nunca deben cumplir el rol de ser fuerzas de choque y mucho menos del poder que gobierna. Eso es atentar no sólo contra la libertad de expresión, contra la democracia, sino también contra usted misma. Hay un resentimiento entre clases sociales que comenzó a gestarse y que me preocupa demasiado, y, por suerte, aún puede detenerse y sólo usted tiene el poder de hacerlo. Usted me dirá que no envió a los camioneros a las rutas a disolver los cortes ni a los piqueteros a la Plaza a dispersar la movilización. Pero el verlos ayer sentados a Moyano, a Persico y a D´Elía junto a las personas del gobierno fue como avalarlos en sus terribles actos y darles una importancia peligrosa. Tan peligrosa que hace temblar a las instituciones. No sé si será un delirio persecutorio mío o qué, pero estos grupos moviéndose impunemente, no permitiendo expresarse a la gente, generando un rasismo de ideas y de clases, me hacen recordar un pasado horriblemente conocido. Por eso decía que me molestó que tantos artistas al firmar la solicitada hayan, queriendo o no, menospreciado este terrible acontecimiento y que usted también lo haya tratado como algo menor, sin tomar ninguna medida contra estos grupos que atentan contra la mismísima democracia y nos hacen recordar a los momentos en que la perdimos. Si la movilización a la Plaza fue espontánea o no, ¿qué importancia tiene? Al fin y al cabo eran personas ejerciendo su derecho a manifestarse y lo hacían de una forma pacífica. Igualmente le digo que las protestas no sólo estaban en la Plaza de Mayo, hasta en mi barrio, que se encuentra entre los más humildes de capital, podía oírse el ruido de las cacerolas.

Espero con estas humildes letras ser escuchado, y dudo que esto lleve implícito algún riesgo, pero no podía callarme. Tanto nos han callado en el pasado que hemos creado generaciones sin compromiso social y excesivamente vacías, y en mi responsabilidad de joven soñador está el hacer todo lo posible por no repetir la historia y por cambiar el futuro.

Esta carta es la opinión de un “nadie” que no pertenece a ningún partido político, que de tener más años hubiese sido un desaparecido, que admira a las Madres y a las Abuelas, que defiende las ideas y aún persigue utopías, que no quiere la lucha de clases, que le teme a una guerra de hermanos contra hermanos, que no quiere grupos paramilitares o parapoliciales, que quiere educación e igualdad, que también es pueblo.

Atentamente,

Ariel Lorenzo,
Buenos Aires, 28 de marzo de 2008.

Comentarios

  1. Anónimo11:35 p.m.

    Vuelvo después de unas semanas de ausencia.

    A ver...creo que en la situación tirante que hay entre el gobierno y los agricultores, está el derecho de personajes públicos a tomar partido por uno u otro bando. Pero hay algo claro: se puede protestar pero, cuando se perjudica a terceros que nada tienen que ver en el asunto, la queja pierde toda legitimidad.

    Sí puedo concordar en que manejar a masas partidarias de modo extraoficial para disolver las protestas o los cortes de ruta es un recurso peligroso; digo...para eso está la fuerza pública, ¿no? Saludos cordiales.

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