Mili (Milagros)


La Historia de Mili fue casual. Visité a una amiga en su casa y ella estaba agotada y estresada recién rescatada por Autopistas del Sol del medio de la Gral. Paz. Allí había sobrevivido milagrosamente 11 días entre el pequeño espacio que quedaba entre el guardarraill y el alambre tejido que separa ambas vías de capital y provincia.
Durante 11 días sin comida y sin agua recorría el trayecto de Gral. Paz entre Av. Roca y el Barrio Piedrabuena, incluso la parte del guardarraill de cemento, caminaba por la orilla donde los camiones y autos pasaban a más de 100 km y nadie la atropello.
Apenas con aproximadamente 7 meses de vida logro sobrevivir a tal terrible experiencia. Yo llegue a la casa de mi amiga Mercedes y la cobije entre mis brazos y se vino conmigo. Se adaptó a mis otras mascotas (3 perros y 2 gatos) y de a poco fue perdiendo el miedo vivido y su felicidad, su alegria de cachorra inundó la casa. Dormía todas las noches entre mis brazos como un bebé y llenó profundos huecos de tristeza y soledad que habitan mi alma...
Era mi amor, era mi luz, era una hija compartida con mi ex-pareja, un recuerdo de todo lo que no habíamos podido construir juntos o de tantas ilusiones y sueños que no pude compartir con él pero que se hallaban depositados en ese pequeño ser que, de alguna manera, nos unía aunque Mili llegó al final de nuestra relación cuando todo es nostalgia y sinsabor.
Mili (Milagros) disfrutaba correr en el parque de mi edificio, picara, veloz, cachorra hermosa era una maravilla verla. Era obediente aunque a veces habia que llamarla más de una vez porque prefería jugar y correr a subir al departamento.
El viernes 27/10/2006 a las 15 horas bajé al parque con ella a que la viera Mercedes la madrina y estábamos charlando con ella sentada al lado, quizas demasiado quieta, quizás demasiado obediente.
El perro de Mercedes chumba y ella corre. Corre a saludar a una hija de una vecina que quería mucho y que siempre jugaba con ella. Corre detrás de los autos del estacionamiento. Me quedo tranquila, estará jugando o buscando algo...
En un segundo más, se escapa corriendo, huyendo de algo, pego el grito: "Mili", se detiene como a 1 cuadra mira y sale a una velocidad pavorosa.
Cuando salgo a perseguirla ya no la veía, pregunto a los que pasaron, fue por la colectora.
No existe velocidad de carrera humana que pueda compararse a la velocidad de un perro. Más de una perra huyendo de demonios inexistentes.
Me pregunto desde la desazón de tantos días en que ya la esperanza de encontrarla se reduce a la nada: Qué vio? Qué la asustó? Por qué se perdió? Estará accidentada? Tendrá frío? Estará con alguien que la ame y la cuide? Murió? Vive?
Preguntas que me digo en un silencio sin llanto, en un corazón acostumbrado a abandonos y a pérdidas afectivas reiteradas. En miedos, en soledades, en llantos silenciosos de niña en que no comprende por qué a perdido lo que ama.
Por qué la fortaleza de carácter, la templanza de la sobrevivencia se construye con tanto dolor y pérdida. Por qué las ilusiones, los sueños, la fortuna está tan lejos para unos y tan fácil para otros.
Por qué el camino de aprendizaje debe tener pruebas tan difíciles...
No he podido escribir antes, me sumergí en un estado de relativizar los hechos (para no sufrir) en sentir que no me importaba aunque en mis sueños la encontraba, aunque en mi cama aún la abrazaba, aunque mi corazón de niña aún creía que volvería.
Mi razón, mi lógica, mi cinismo, sabía que era así interiormente supe en aquel instante en que mi grito la detuvo que no la iba a volver a ver más, que la había perdido para siempre...
Puse carteles, puse avisos en la web, he caminado y aun miro las calles, aun espero encontrarla.
Si existe un Dios que la protegió esos 11 días que la siga protegiendo y encuentre un hogar en donde sea feliz y tenga niños/as para jugar.
La amé, la cuidé, la protegí y la perdí. Debería haberlo tenido atada (lo sé) pero confiaba en ella y ella confiaba en mí en que le daba la libertad de jugar y correr en un parque protegido.
Algo la hizo irse, algo que vio o sintió... Ojalá encuentre su destino, yo sigo encontrando el mío y las pruebas son cada vez más difíciles y temo que me alejen de la posibilidad de amar.
Mi homenaje, mi mea culpa, mi oración, Mili te extraño tanto...

Colofón:
El 31 de diciembre del 2006 al mediodía recibo un llamado de una persona que había visto el cartel en una veterinaria y que la identifico. Me avisó que estaba en una villa de emergencia entre la Ricchieri y General Paz y que la tenía una familia.
Me fui con mi amiga sin dudarlo. Logré identificar la casa y una familia muy humilde la había encontrado el 1º de noviembre (día de todos los muertos). Mili (Milagros) estuvo sólo 5 días perdida y sin rumbo.
Al principio no me reconoció por el estado de shock que se produce en estos casos, pero después me llenó de besos. La familia a la cual tendré toda mi vida un agradecimiento inmenso y que ojalá Dios la bendiga me la devolvió generosamente entre lagrimas de alegría y de tristeza pero todos pensando en el bienestar de Mili.
Mili que transita su vida entre fechas muy particulares y llenas de espiritualidad pero que tiene un Dios muy grande que la protege.
Hoy ya ha cumplido un año (Pascua - Abril - 2007) y espero que nunca más viva ningún momento de peligro o de abandono porque es un ser de luz que colma de alegría mis días.


Comentarios

  1. Anónimo10:41 p.m.

    Escribis tan lindo bebu.
    Una especie de cronica. Me saco los ojos llorosos por Mili. Yo tambien la extraño mucho. Aunque mi corazón sabe y siente que esta bien. Desde mi mente analitica se que esta bien, porque sino la hubieramos encontrado en el barrio muerta. Esa noticia llega rapido.
    Se que esta feliz en algun lugar.
    Era nuestra hija, lo sigue siendo, y va a serlo por siempre.

    Un beso
    Carlos

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